Siempre que alguien te distingue por alguna razón, se convierte en un motivo de orgullo mal disimulado.
Nuestra profesión -diseñadores de moda- no se distingue por ser la más rentable precisamente, salvo para los Top Ten. Es más, en muchas ocasiones, ni te pagan en un descarado desprecio por tu trabajo y por tu esfuerzo, con cualquier fútil y banal excusa de mal pagador. Pero, no importa mucho cuando llega alguien y te valora con sus palabras o con su atención. Alimenta, mal pero alimenta, cualquier frase, cualquier expresión de admiración por tu obra más que, a veces, la venta de alguna prenda. Y es que, los seres humanos, también necesitamos de «caricias» como los demás.
Gracias, de corazón, al Molí de la Llum
Entrevista a Mapy del Río